Dalo todo, sin ninguna clase de excepción. Salí y gritar, hasta que te oiga la última persona sobre la tierra. No pienses, únicamente actúa sin saber que vendrá después. ¿Reglas? no hay reglas, ni límites, ni barreras que te impidan alcanzar aquello por lo que tanto has luchado. Busca, encontra o perdete más aun de lo que estabas. Sonreí aunque te cueste la misma vida. Comete el mundo, porque al fin y al cabo, es tuyo. Y viví, sobre todo viví, porque nadie más lo hará por ti.

Siempre 5 para el peso, siempre abrazo nunca beso, y ahora ni torta ni pan.

Grítame todo lo que no quiero oír, todos mis defectos, las cosas que no soportas de mí. Échame en cara, todas y cada una de las veces que te hice sentir mal, que te decepcioné, que te hice pensar eso de "pensaba que eras diferente". Enfádate conmigo. Dime todo eso que la gente no le dice a los demás, dime lo que verdaderamente piensas de mí. Pero después de eso, hazme un favor, solo uno. Dime que me quisiste, que en algún tiempo o lugar, lo has hecho.

Solo se que me sonríes y sonrió yo, Se que me gusta tu boca, que te abrazaría al menos 500 veces al día, que me alegro cuando sé que te voy a ver y que el día no es lo mismo si quedamos todos y tú no vienes... Se que te recuerdo a menudo, demasiado a menudo quizás... que me encantaría saber qué piensas de mí... Sé que cuando me preguntas '¿Qué tal?', te diría 'Bien, con ganas de ti...'

Cuando pensaste que lo habías olvidado, que nada relacionado con él te importaba, cuando ya empezabas a hacer comentarios superados, cuando ya estabas convencida de que el tiempo había curado cada una de tus heridas, cuando asegurabas poder afirmar que estaba comprobado que la distancia trae al olvido, que podías seguir adelante sin él y cuando decías no entender cómo habías sido capaz de perder tanto tiempo con él. Sí, justo en ese momento de gloria para vos, lo ves, después de tanto tiempo y todo se te vino abajo. Ahí descubrís cómo son las cosas, lo equivocada que estabas, lo viste y se te dio vuelta el mundo, se te desacomodaron todas las ideas, sentís las mismas cosquillas en la panza que sentiste la primera vez y sentís cómo fracasaste. Ahí te das cuenta de que ni un millón de clavos pueden sacar al que más te importa, que el tiempo no cura ni una herida, que la distancia no trae para nada el olvido. En ese momento te preguntas cómo vas a hacer entonces para arrancártelo del alma y cuánto tiempo más vas a seguir gastando lágrimas y tiempo; cuánto más vas a seguir extrañando y necesitando al mismo infeliz.

Aprendi que valen los hechos y las palabras se las lleva el viento.

Sos el error que estoy esperando cometer.